Trastornos en el aprendizaje de la lectura y la escritura

Al hablar de los trastornos en el aprendizaje de la lectura y la escritura, desde el principio se presenta ante la vista la dificultad consistente en definir conceptos que, por un lado, caen claramente en el ámbito de lo educativo y por otro, pertenecen también, no menos claramente, al terreno de la medicina y de la psicología clínica. Ejemplos de tales conceptos con carácter fronterizo o más bien con ?doble nacionalidad?, son, entre otros, dislexia, dificultades del aprendizaje.

 

 

 

El hecho mismo de elegir el término para designar el concepto que se quiere definir puede ser
ya en este caso comprometedor, al significar un pronunciamiento acerca de su pertenencia a
uno u otro campo disciplinario, y por tanto acerca de su naturaleza, sesgando así la definición
aún no emitida, y preparando irremediablemente el campo para la controversia. Por ejemplo,
decir “dificultad de aprendizaje”, de entrada comunica un mensaje diferente que decir “trastorno de aprendizaje” o “discapacidad para el aprendizaje”. Aunque con las tres expresiones se esté pensando en lo mismo, la primera” suena” más educacional, y las otras dos, más médicas o psicopatológicas.


Es desde hace tiempo reconocido el hecho de que en un cierto porcentaje de los estudiantes
(los datos estadísticos publicados varían entre 2% y 10%) no logran un adecuado rendimiento
en áreas específicas del aprendizaje, a pesar de tener una capacidad intelectual normal. Estas
áreas específicas son la lectura, la escritura y las matemáticas; una o más de ellas puede verse
afectada en un individuo determinado.


Conforme se fue reconociendo el fenómeno se hizo necesario, por razones prácticas,
categorizarlo operativamente. Ha sido importante distinguirlo de otras condiciones que
obstaculizan el aprovechamiento académico, principalmente de aquellas en las que la dificultad
no se limita a áreas específicas, como las resultantes de una capacidad intelectual deficiente.
Una de las respuestas a dicha necesidad de categorizaciones el uso del término “trastornos del
aprendizaje”: La clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana conocida como “Manual
Diagnóstico y Estadístico”, en su cuarta edición (DSM-IV; 1994), en su capítulo de “Trastornos
que generalmente se diagnostican por primera vez en la infancia o en la adolescencia”, incluye
la categoría de “Trastornos en el aprendizaje”, de los cuales reconoce tres: el trastorno en el
aprendizaje de la lectura, el trastorno en el aprendizaje de la expresión escrita y el trastorno en
el aprendizaje de las matemáticas.


Silver (1996) define el concepto genérico de trastorno de aprendizaje como “toda aquella
condición en la que la habilidad de un individuo en un área específica se encuentra
sustancialmente por debajo de lo esperado, tomando en cuenta la edad cronológica del sujeto,
su nivel medio de inteligencia y la educación apropiada para su edad que ha recibido”. El DSMIV
añade los dos siguientes criterios definitorios: que la alteración interfiera significativamente
con el rendimiento académico o con las actividades cotidianas, y que las dificultades
encontradas no se expliquen solamente por la presencia de un déficit sensorial.

En la legislación estadounidense se encuentra la siguiente definición del concepto de
“discapacidad para el aprendizaje”: “alteración en uno más de los procesos psicológicos
básicos involucrados en la comprensión o en el uso del lenguaje, que puede manifestarse
como una habilidad imperfecta para escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o realizar
cálculos matemáticos”. El documento en el que se encuentra esta definición (Individuals with
Disabilities Education Act, 1990) excluye explícitamente de la misma a los problemas en el
aprendizaje que se deriven en deficiencias visuales, auditivas o motoras, del retraso mental, de
alteraciones emocionales o de desventajas ambientales, culturales o económicas.

En 1970, Critchey ofreció la siguiente definición de la dislexia: “Una alteración que se
manifiesta en la dificultad para aprender a leer, a pesar de la adecuada instrucción, inteligencia
adecuada y oportunidad socio-cultural. Depende de dificultades cognoscitivas, que son
frecuentemente de origen constitucional”. La dislexia puede subclasificarse fundamentalmente
de dos maneras: por su etiología (su causa) y por el déficit neuropsicológico subyacente.

Dr. Sergio M. Sarmiento

 

Bibliografía.
Jiménez González, Juan E. y Artiles Hernández, Ceferino. “Cómo prevenir y corregir las
dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura”. Madrid, Editorial Síntesis, 1995.
Nicasio García, J. “Manual de dificultades de aprendizaje “. Madrid, Nancea Ediciones, 3ª.
Ed., 1998.
American Psychiatric Association, “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”. 4ª.
Ed. American Psychiatric Association, Division of Publications, Washington, 1994.
Rosenberger, Meter B., “Learning Disorders”, en: Berg, Bruce O. (ed.):Principles of Chile
Neurology,McGraw Hill, 1996.